La historia de Lucas, el jefe supremo de Gali Digital

Lucas Gali Digital

En esta nueva entrega de Conociendo al Gali Team, te contamos la historia de él, el experto en encontrar oportunidades donde otros… sólo ven crisis: Lucas Quiroga, cofundador de Gali Digital.

 Esta es la historia de una persona que supo reinventarse ante todo lo que la vida le propuso, utilizando cada desafío para crecer y llegar cada vez más alto.

Parte I: El punto de partida, el legado de papá para Lucas

Buenos Aires, Argentina. Lucas tenía 16 años cuando falleció su padre. De un día para otro, tuvo que crecer: ya no podía ser un adolescente más, tenía que hacerse cargo del puesto de socio gerente de una cadena de restaurantes.

Los socios de su papá, que ahora, de repente, eran los suyos, lo recibieron con los brazos abiertos; sin embargo, algo era un hecho: tenía que empezar de abajo para conocer al negocio por dentro. Pasó por todos los puestos que existen en un restaurant: camarero, lavaplatos, recepcionista, mánager. Los conoció todos y ganó la experiencia que, años más tarde, le abriría sus primeras puertas en Puerto Rico. 

Por ese entonces le tocaba anotarse en la universidad, y siguiendo los mandatos familiares, no lo pensó demasiado: dejó a un lado el sueño de arquitectura y se inscribió en Contabilidad y Economía.

Al tiempo, el deseo pudo más, y cuando faltaban unas pocas asignaturas para graduarse, Lucas entendió que ese no era su camino.

Todos le decían que terminara la carrera, que “ya estaba casi en la final”. Pero Lucas no es de las personas que hacen por hacer, y es de los que creen que el tiempo es de lo más valioso que tenemos, por lo que decidió que no la terminaría.

Todo el conocimiento que había adquirido ya lo llevaba dentro y, se ve que muy en el fondo, ya sabía que su futuro no estaba en el título de contador.

Parte II: La intuición es lo que cuenta

Dejó la universidad y continuó con su trabajo como socio fundador en la empresa que heredó de su padre. Pero al tiempo llegó un proyecto que lo cambiaría todo: unos conocidos, la idea de montar un estudio de diseño gráfico, la propuesta a Lucas como socio. Y el sí que no tardó en llegar.

Él lo sabe y lo admite: el movimiento, la inquietud, la creatividad y el interés por el diseño siempre estuvieron dentro suyo. Y cuando apareció una propuesta que lo tenía todo, no lo dudó y le hizo caso a su intuición. 

Pero a veces la intuición es más optimista de lo que debería, y el proyecto no salió como él pensaba. Los socios tuvieron que abandonar el plan y quedó Lucas, rodeado de máquinas de impresión, programas de diseño que no sabía utilizar, leasing y deudas que pagar. 

Si crees que dejó la agencia a un lado y volvió a los restaurantes… ¡Te equivocas! ¿Qué hizo? Lo que todo argentino: salir a jugar con lo que tenía y, como dicen ellos, “rebuscársela”.

Así fue como se dio cuenta de que la agencia se encontraba en una zona donde se necesitaban muchas fotocopias, y sin más, se puso a sacar fotocopias (incluso con máquinas a color, que en ese entonces era ¡costosísimo!) para solventar los gastos. Pero eso no era lo que el quería: él y sus máquinas estaban listos para algo más que copiar hojas de libros y cuadernos. Estaban para algo mucho más grande.

Se embarcó, entonces, en 2 tareas: buscar un nuevo socio, diseñador gráfico, y comenzar él, por cuenta propia, la carrera en la universidad. 

Parte III: Las reglas están en la universidad, pero las herramientas, en la calle

Trabajando codo a codo con el nuevo socio para sacar la agencia adelante, les llegó lo que tanto esperaban y merecían: un cliente que les permitiera dar el salto. 

Un conocido lo contactó con una fábrica de cueros importante de Argentina y, casualidad o causalidad, esa empresa era proveedora de grandes marcas, pero justo, justo en ese momento, estaban creando la suya propia.

Y allí llegó Lucas, con una idea de una tarjeta de presentación que creyó reveladora pero que nadie compró. Pero una vez más, no se iba a dar por vencido. Cuando escuchó que estaban creando la imagen de la marca, se atrevió a prometerle a la gerenta de marketing que le diera un fin de semana, ¡solo un fin de semana! para mostrarle la propuesta gráfica. 

Al siguiente lunes, sin dormir ,de haber trabajado todo el fin de semana junto a su socio, Lucas llevó la propuesta a la empresa, sabiendo que era un tanto arriesgada para la publicidad de ese entonces.

La gerenta de marketing se sorprendió por el gran riesgo que habían tomado. Pero el dueño de la empresa, cuando vio la propuesta sobre el escritorio dijo, sin dudar, que ESA era la gráfica que quería para la nueva marca. 

El esfuerzo y el compromiso traían sus primeros frutos. 

Esa marca que nacía, hoy es Prune, una de las más reconocidas de Argentina, y la agencia de diseño de Lucas, Studio Graph, la acompañó desde que eran 1 sola tienda hasta conseguir las 240.

A los casi 10 años de trabajo conjunto, los caminos se bifurcaron. Esa experiencia no solo trajo muchísimo aprendizaje, sino también una gran cantidad de puertas hacia otras marcas y negocios.

Al tiempo, Lucas se encontró otra vez solo en la agencia buscando un nuevo socio. El destino se lo llevó a Puerto Rico.

Parte III: Lucas, a Puerto Rico sin escalas

Lo que en un principio fue un comentario, al pasar terminó siendo el sello del pasaporte a Puerto Rico. Él no tiene problema en admitirlo: al principio no fue fácil, esperando a que la documentación le permitiera trabajar. Pero, como seguro imaginas, cuando pudo salir “a la cancha” … ¡no lo paró nadie! 

Su primer proyecto: vender empanadas argentinas. En ese momento se realizó un torneo de golf en el Hotel Wyndham, y el organizador le pidió a Lucas algunas docenas.

Así llegaron a Romer Pérez, el director de Food & Beverage del hotel, quien se contactó con él para que fuera, ni más ni menos, que proveedor de uno de los restaurantes del hotel. Resulta ser que Lucas no tenía ni receta ni capacidad para producir de tal forma. Charla va, charla viene, le comentó a Romer toda su experiencia en gastronomía. Al lunes siguiente, empezó a trabajar como mánager del nuevo restaurante del hotel, Argentinian Grill. 

En menos de 6 meses, pasó de ser el último, a ser el primero de los 7 restaurantes del Hotel Wyndham. No hay dudas de que, para conseguirlo, utilizó su talento en el diseño gráfico. Pero el tiempo pasó y ciertas cosas en el trabajo cambiaron y entendió que su tiempo allí había terminado.

Sin trabajo en Puerto Rico, decidió volverse a Argentina, pero la vida, una vez más, hizo de las suyas. Haciendo un trabajo temporal para el Festival de la Palabra (un evento literario), conoció a quien hoy, dice él, no puede admirar más porque no le da el corazón. 

El resto, en la historia lo encontrarás en la próxima Entrevista a la Vista sobre Lara Caride, la jefa suprema de Gali Digital.

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